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Agricultura Sustentable

  • bardiniale1972
  • 14 ago 2021
  • 3 Min. de lectura

Congreso de Aapresid. El ingeniero argentino que trabaja en Australia y pregona los sistemas agrícolas sustentables


“La sustentabilidad no es una generalidad, cada actividad tiene su especificidad, y corresponde a una sociedad y un momento, por eso necesitamos definir la sustentabilidad de modo operacional, tenemos que pasar de la sustentabilidad de escritorio a una real”, esgrimió Víctor Sadras durante su disertación en el Congreso Aapresid que está desarrollándose por estos días (dos semanas, del 11 al 13 y del 17 al 20 de agosto) de manera virtual.


El referente internacional en agronomía, ingeniero agrónomo argentino que hace unos años dirige el Instituto de I+D de Australia del Sur y cuenta en su haber con más de 160 papers advirtió que “no es razonable que todo el peso de las sustentabilidad caiga sobre los productores”. Y ejemplificó: “En la cadena de la carne la sustentabilidad depende de lo que ocurra en el campo pero también de la exportación, el acceso al mercado puede amenazar la sustentabilidad, allí hay barreras económicas y técnicas, entonces, si bien los productores pueden hacer algo el acceso al mercado en ese nivel depende de los gobiernos”.


En su disertación, dentro de la charla plenaria “Paradigmas de la agricultura sustentable: lo convencional, lo alternativo y la ciencia”, Sadras también se refirió a los “múltiples desafíos de la producción agrícola en las próximas tres décadas” en donde, incluso hay un rango de importancia y desafíos encontrados: “La biodiversidad es muy importante, pero es inferior a la necesidad de producir suficiente alimento y que esté accesible para todos, sobre todo los sectores de menores recursos”.


Para Sadras, también es importante ver la importancia de “producir suficiente pero que sea económicamente accesible, al mismo tiempo que asegurar la rentabilidad de los productores, y ahí, claro, hay una tensión”. “Subrayar la rentabilidad nos pone sobre la mesa el costo de oportunidad de hacer agricultura o de hacer inversiones en otros sectores”, dijo Sadras que en otras oportunidades marcó que “la inversión en ciencia y tecnología es efectiva, rentable y riesgosa: en todo el mundo donde se ha invertido en ciencia en relación a la agricultura, lo que significa que invertir en esta área es altamente rentable”.


Al pasar, también mostró cómo ha ido cambiando la población rural, que ha perdido terreno frente a la gente que se ha ido a vivir a las ciudades, lo cual pone de manifiesto que “hay menos gente recorriendo lotes y pensando qué se puede hacer, o inventando algo”. “La competencia por talentos es feroz y es global, y es un elemento significativo cuando discutimos la sustentabilidad del sistema, un programador en Rosario, sin moverse de su casa, puede ganar dos veces más trabajando para una compañía en cualquier otra parte del mundo y esto no hay que soslayarlo”, dijo Sadras.


Otro de los temas, cuando a lo convencional y lo que es alternativo, por ejemplo la producción de huevos en granjas de piso versus las jaulas apiladas, que durante un primer momento fueron lo alternativo, pero hoy son lo convencional y hay una búsqueda por revertir eso y volver al piso. Ahora bien ¿Quién paga lo orgánico, por ejemplo? Se preguntó Sadras. “Se promueven sistemas sin rigor científico, por ejemplo, en el caso de la agricultura orgánica, cuando se compara con uno convencional, se establece una brecha que algunos ponen en el 40% y esto genera una expectativa de que es posible esforzarse y expandirse en lo orgánico, el problema es que se omiten las rotaciones con abonos verdes, legumbres, etc, estamos poniendo, entonces, el gap es de 60% y no del 40%, la métrica es equivocada”, explicó.


“Nuestra herencia occidental nos lleva a presentar fácilmente estas cosas como antagonistas, el sistema es A o el B, y desde mi perspectiva esto no es útil”, opinó Sadras. Y explicó cómo, para él, debería ser el camino: “Una aproximación útil es definir la sustentabilidad operacionalmente, como ya dijimos; y una vez que tenemos eso consensuado proceder de modo agnóstico, es decir, buscar el camino para llegar hasta ahí sin importar cómo se llame el sistema, si es agroecológico o transgénico, o cómo se llame”.


Por último, dijo que “no hay soluciones últimas en la agricultura, porque estamos tratando con plantas, microbios, animales que van evolucionando y la evolución en ningún caso permite optimización, de modo que lo óptimo sólo sirve para un papel o una planilla, en el mundo real pensar en soluciones optimas restringe nuestro panorama”.

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