Mario De Pol dice ser un productor que ha hecho casi todos los cultivos posibles. Vive en la localidad cordobesa de Hernando, donde abundan los suelos aptos para el maní y la agricultura intensiva. Sin embargo es un apasionado de la alfalfa y se ha propuesto ingresar dólares genuinos al país a través de la exportación de fardos de esa fibra. Para eso construyó su propia compactadora, la que le permite, ingresar alrededor de 23 mil kilos de forraje en un contenedor.
De Pol es un activo miembro del Clúster de la Alfalfa, donde conviven actores tanto públicos como privados para consolidar una producción con altas probabilidades para ser rentable.
“Hago agricultura y alfalfa, pero no tengo hacienda, no soy ganadero. Acá va a llegar un momento, donde va haber tanta alfalfa que habrá que exportar. Esto va a permitir la entrada de dólares, con poco insumo importado, que en definitiva es lo que necesita la Argentina”. A esta conclusión ha llegado este productor cordobés, convencido que la producción y exportación alfalfa promete.
Con alrededor de 90 socios y una superficie sembrada de unas 15 mil hectáreas con alfalfa, el área de influencia del clúster se extiende desde Laboulaye (en el sur de la provincia) hasta Jesús María (norte), y desde San Francisco (este) hasta Cruz del Eje (oeste). Córdoba es la principal provincia productora del cultivo en el país y desde donde sale el grueso de las exportaciones del sector, a partir de inversiones realizadas por empresas en lo que es el acondicionamiento (deshidratación y prensado) del cultivo. En la provincia hay 600 mil hectáreas implantadas con alfalfa que se destinan, en su gran mayoría, para la henificación en rollo y megafardo, y también para el pastoreo directo por parte de los rodeos bovinos que producen leche y, en menor medida, carne.
El negocio de la exportación de alfalfa tiene al megafardo, de 460 kilos o de 750 kilos (depende de su compactación) como unidad de comercialización. Los principales destinos son Emiratos Árabes, Arabia Saudita y también China, que tiene requisitos muy particulares para recibir mercadería. También hay operaciones con países de la región. Desde Córdoba se llegaron a exportar 110 mil toneladas de alfalfa, que representaron una facturación aproximada a los 32 millones de dólares.
Los primeros pasos para conformar el Clúster de la Alfalfa en Córdoba fueron tomando como referencias las experiencias del clúster de garbanzo y el quesero de la localidad de Villa María. Además, recuera De Pol que contaron con el apoyo del gobierno provincial y la asesoría del INTA, en la parte organizativa. Hoy este esquema de organización sirve de guía para otras partes del país, donde también aspiraran a convertir la alfafa en un polo productivo.
“Cuando empezamos a conocer, vino gente de Corrientes y gente de Santa Fe que también quieren formar un clúster de alfalfa, a ver cómo se empieza. Somos el Clúster de alfalfa Córdoba, pero pasamos a ser un clúster nacional donde hay 11 provincias adheridas”, dijo el productor a Bichos de Campo.
Destacó que la de la alfalfa se trata de “una comunidad distinta”, según su experiencia y los años que acumula siendo productor. “Yo he participado en otros cultivos y no los quiero desmerecer, pero esta es una comunidad más familiar. Se intercambian experiencias a partir de los resultado. No se si será que hay más gente que vive en el campo, porque la alfalfa es un cultivo desafiante y muy estresante, al ser una producción para todos los meses, menos los cuatro de invierno, que es la recesión de la alfalfa”.
Mario tiene, como productor de alfalfa, una forma muy particular de llevar sus cultivos, ya que no aplica agroquímicos y está muy pendiente de las condiciones del suelo. “Nosotros trabajamos netamente con el suelo porque consideramos que es la base de todo. Con un suelo sano tenemos plantas sanas, animales sanos y nos vamos a alimentar mejor”, enfatizó.
-La alfalfa muchas veces representa una salida económica para el pequeño y mediano productor ¿Cómo clúster cuáles son los desafíos que tienen por delante? ¿Se han podido consolidar un proyecto exportador?
–En el clúster hay socio de dos hectáreas y de 2.000 hectáreas también. Estamos todos juntos, todos hablamos el mismo idioma. Ya se empezó a exportar alfalfa a través del clúster porque este te abre todos los canales. El clúster tiene mucha fuerza política a nivel país. Vos podés golpear puertas, que cuando vas como producto solo por ahí ni te atienden. Al ser una institución de esta magnitud se allanan muchos caminos. Inclusive hay exportadores que te acompañan.
-¿Y hay mercados para la alfalfa?
-La alfalfa no tiene techo en el mundo. Todo el mercado árabe demanda entre 80 mil y 100 mil toneladas, solo para probar. Te imagina que no lo producimos en todo el país. La extensión de alfalfa cayó de 5 millones de hectárea a 3 millones. Una de las metas sería aumentar gradualmente. Hay muchos campos que no se adaptan para soja o maíz, pero para alfalfa sí. Hay muchas cosas que encajan con esta red de información y eso va a ayudar mucho.
-Y para producir más alfalfa, usted cree que este camino de los bioinsumos es recomendable en vez de utilizar insumos químicos…
-Yo diría que vayan probando. Los productos biológicos son compatibles con todo. Se adaptan a todo, porque en un principio empezamos a difundir que era todo o nada y la gente no lo toma. No es fácil entender esto. Cuando uno entiende hasta parece tonto, es como tomar agua.
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