top of page

Malezas: situación crítica


“Sin dudas estamos pasando por una situación crítica en lo que se refiere al manejo de malezas, y como resultado de ello, surgen demandas y se generan expectativas, que muchas veces superan el estado actual del conocimiento y la disponibilidad de tecnología. En tal sentido, es muy fácil trasmitir al productor lo que desea oír y así vender charlas, bienes y servicios. Pero es más difícil y menos simpático aquello que debe saber y practicar”. Esas fueron las palabras iniciales del Ing. Agr. Juan Carlos Papa del INTA Oliveros, en ocasión de moderar la disertación del Ing. Agr. Marcelo de la Vega, quien es profesor de Terapéutica Vegetal en la facultad de Agronomía y Zootécnica de la Universidad Nacional de Tucumán y en la Universidad del Chaco Austral.


Resulta así muy interesante desde el punto de vista filosófico, dijo Papa, “la posibilidad de reducir la brecha entre lo que se cree que hay y lo que realmente está disponible en materia de tecnología y lo que debería hacerse para ser exitoso en el manejo de maleza. Esta charla que nos plantea el Ing de la Vega, --Ser simple o ser exitoso, esa es la cuestión--, parafraseando a Hamlet, puede ser una respuesta al tema”.


Todo fue en el marco del III Congreso Argentino de Malezas 2021 realizado de manera virtual con el apoyo de la Asociación Argentina de la Ciencia de Malezas ASACIM.


En el inicio, de la Vega ubicó a la audiencia en un sistema sojero a fin de la década del 80 y principios de 90 cuando “cambiamos un sistema de labranza convencional donde se usaban una serie de productos, como trifluralina en pre siembra tratando de que no se multiplicaran las yemas de los rizomas. Luego seguíamos con las mezclas de alacloro, metribuzina, linurón. Todo eso fue cambiando con la siembra directa” dijo.


“Sencillología”


Luego otro cambio muy importante ocurrió en 1996 cuando se autorizan las variedades transgénicas resistentes a glifosato. Y creció la superficie con soja, no solo por precio sino en gran medida por lo fácil que resultaba el control de las malezas.


Y fue que se había llegado a un sistema muy simple y sencillo con un triángulo que cerraba perfecto con el herbicida más conveniente, controlaba la maleza de cualquier tamaño, más eficiente y de muy bajo costo. Y así los campos se limpiaron de malezas y parecía que nunca más íbamos a necesitar ni siquiera ingenieros agrónomos que manejen las malezas.


Y se hablaba de la “sencillología”, considerando que lo sencillo es preciso. Se buscaba algo simple y sencillo, algo que fuera muy fácil de hacer y la tecnología que aplicábamos era muy fácil, dosis más dosis menos, recordó el especialista.


Sin darnos cuenta de que hay dos cuestiones ecológicas que son la sucesión y la evolución, que la naturaleza práctica. En tal sentido, podemos decir que la agricultura es la mayor fuerza de evolución en el campo de las malezas.


Resistencias y tolerancias


Y producto de esa evolución empezaron a aparecer malezas como el sorgo de Alepo, allá por 2004 y 2005, que comenzó a escaparse del glifosato, al cual había sido muy sensible. Luego se vieron eleusine, equinocloa, y así fueron muchas las que comenzaron a escapar.


En verdad la primera resistencia apareció en 1994 y 1995, cuando un año anterior, en 1993 y 1994 hubo un cambio importante, con la aparición de las imidazolinonas. Entonces con un herbicida o más de uno pero de la misma familia, eliminábamos todo, memorizó de la Vega.


Hasta que apareció el yuyo colorado (Amaranthus quitensis), resistente a los herbicidas inhibidores del ALS, (herbicidas que actúan inhibiendo la enzima ALS).


Y en el año 1996, se produce el cambio de vuelta hacia el uso de glifosato y con ello, durante un tiempo tuvimos unas lindas vacaciones. Pero no fueron eternas y aparecieron cada vez más malezas resistentes.


Entonces, empezamos a ver las malezas tolerantes como borreria, chloris, commelina, y la reina que fue conyza que llegó a estar en 7 millones de hectáreas.


Así es como surge la idea que “tal vez no sea todo tan sencillo”. Y se hacen encuestas como una del 2017 donde empezamos a ver el yuyo colorado resistente a glifosato, presente en 13,5 millones de hectáreas. Y en el 2019 con otra encuesta, vemos que eran 20,5 millones de hectáreas.


Además de la presencia de otras malezas resistentes que en dos años crecen un 80% en superficie, como eleusine que pasó de ocupar 5 millones a 9 millones de hectáreas.


Allí comenzamos a identificar los problemas en ese sistema que parecía tan sencillo visto desde nuestro triángulo muy eficiente, de muy bajo costo, y nos dimos cuenta que así el sistema, no era sustentable.


El manejo químico y la dinámica de las malezas


Y nos empezamos a dar cuenta que en realidad no precisábamos que fuera fácil, sino exitoso, en un mundo de malezas, en el cual vemos que en una superficie muy pequeña podemos encontrar 9 especies distintas de familias diferentes.


De esta manera, recordamos la especificidad que tiene cada herbicida, como por ejemplo un flumexulam que es muy bueno sobre crucíferas, Brasicáceas y sobre Cucurbitáceas. O que el basagrán muy bueno para el chamico.


Luego, podemos ver que en las malezas que nacen en primavera, vegetan en el verano y fructifican en el otoño, la mitad son latifoliadas y la otra mitad gramíneas, en tanto que en las de invierno, un 90 % de latifoliadas, y apenas un 11% de monocotiledóneas.


Y en esas especies empezamos a ver las predominancias, y todas estas variables nos demuestran que el manejo químico no es simple y precisa de investigación básica.


Y luego estudiamos la dinámica de las distintas malezas, como por ejemplo, Echinocloa que se comporta con tres o cinco cohortes dependiendo de las precipitaciones, y que con menos lluvias (menos de 700 mm) hay más cohortes en 100 días por ejemplo, con menos cantidad de plantas, y con más lluvias (más de 800 mm) teníamos más cohortes es decir, cada 25 días.


Entonces vimos que para un buen manejo químico precisamos conocer la dinámica de las malezas y sus tiempos.


Los distintos cultivos y ambientes


Luego comenzamos a asociar el problema con los diversos cultivos y así consideramos los maíces tardíos sembrados en diciembre y enero, fundamentalmente acá en el norte. O los maíces tempranos sembrados en septiembre, o las sojas de primera sembradas en octubre, o las sojas de segunda en diciembre.


Y también empezamos a ver que podemos sembrar cultivos de cobertura, o trigo, o girasol y los barbechos.


Otro detalle es que en los barbechos donde no hacíamos nada, se llenaban de rama negra y malva entre otras, y entonces surgen los cultivos de cobertura.


Pero tenemos una agricultura en regiones con isoyetas de 1.200 a 500 mm, y en estas últimas tal vez no es sustentable un doble cultivo anual.


Otra opción son las Euphorbiáceas que comienzan a dominar ciertos ecosistemas y entonces vemos su dinámica, y comenzamos a probar en esos lotes monofíticos con mucha cantidad de euphorbia.


Opciones químicas


Y entonces necesitamos el control químico, pero ¿cómo hacer ese control químico? ¿podemos agregarle un herbicida residual? ¿Y cuáles son los herbicidas residuales? inhibidores de la Protoporfirinógeno oxidasa (PPO), ó inhibidores de la enzima acetolactato sintetasa (ALS).


Entonces vamos ensamblando en este manejo químico, el estudio de cuáles son las malezas, sus dinámicas para conocer los tiempos y cuáles son los productos que se justifican para ello.


O ver las malezas “que son tolerantes y comienzan a dominar los sistemas y ver cuáles son los herbicidas desecantes, y los residuales, que nos darán un margen para el manejo de las malezas, señaló de la Vega.


Como corolario queda claro que, para el especialista, necesitamos conocer toda esta dinámica ya que el éxito en el control de las malezas estará fundamentalmente dado por el conocimiento que tengamos sobre ella de manera integral.


Fuene: Inta Oliveros

36 visualizaciones

Comments


bottom of page