Según el Rosgan, la invernada está un 15% por debajo de la inflación anualizada, mientras que la brecha en el gordo se ubica cerca del 50%. El bolsillo de los consumidores es lo que frena las subas de la hacienda.
El mercado de la carne vacuna es uno de los que generalmente responde de mejor manera y libremente a los principios de oferta y demanda.
Es lo que está sucediendo en los últimos meses con los precios de la hacienda: la lógica indicaría que la menor oferta, por la caída de la faena, debería derivar en aumentos, pero del otro lado la demanda también sigue retraída y eso le pone un techo a los valores.
“Aun con una significativa restricción de oferta, la hacienda en pie sigue encontrando un mercado resistente a la suba de valores”, resumieron desde el mercado ganadero de Rosario (Rosgan).
LA HACIENDA, POR DEBAJO DE LA INFLACIÓN
Esto es visible en todas las categorías de hacienda. En invernada, el último remate organizado por la entidad rosarina dejó un ternero a $ 2.651,2 el kilo en pie, una mejora de apenas 3,3% con respecto al mes previo, con una inflación superior a ese porcentaje.
Si el análisis se extiende a los últimos 12 meses, los livianos aumentaron un 190%, versus una variación del Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) estimada en 205%. En este contexto, el volumen de terneros comenzó a mostrar fuertes signos de reducción, por cuestiones estacionales.
Los datos oficiales confirmaron esta tendencia, con un stock de terneros que al 31 de diciembre del año pasado era de 14,7 millones de terneros, unos 450.000 animales menos que a inicio de 2023.
“Aun así, los valores actuales no parecen reflejar una situación de restricción de oferta”, remarcaron desde el Rosgan.
En paralelo a este freno en la invernada, el gordo también comenzó –en los dos últimos meses- a retrasar su cotización, con respecto al aumento general de precios.
En agosto, el novillito promedió los $2.053 en el Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG), mientras que en lo que va de septiembre cayó a $1.983,9, un 3,4% menos.
En el acumulado de los últimos 12 meses medidos hasta agosto, el consumo en el MAG aumentó un 176,1%, una caída de más del 45% con respecto al IPIM.
La caída en la oferta no es solo un problema exclusivo de la invernada. En novillos, vacas y novillos, el Rosgan calculó que la faena cayó un 13,6%, 9% y 8,7% interanual respectivamente. En el global, hasta agosto la industria procesó 9,01 millones de cabezas, un 8,6% menos con respecto al mismo período de 2023.
A partir de estos números, el resto de la cadena también sufre el impacto. Así, también cayeron la producción de carne y con un salario que no termina de recomponer su nivel adquisitivo, cae el consumo y a su vez, se frenan las posibilidades de una recomposición en las cotizaciones ganaderas.
“Aun con una importante desaceleración de la inflación mensual, los salarios continúan retrasados. Esto se traduce un menor poder adquisitivo del consumidor local y, por ende, en un techo de suba para el precio de la hacienda en pie, siendo éste el canal que absorbe más del 70% de la producción total en nuestro país”, concluyeron.
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